Es interesante observar la avalancha ideológica liberal, tanto dentro como fuera de España, que está exigiendo al gobierno socialista español que tome una serie de medidas de austeridad social (que incluyen desde el retraso obligatorio de la edad de jubilación, a la reducción del gasto público social) a fin de recuperar su credibilidad frente a los mercados financieros internacionales. Credibilidad es un término en boga entre los liberales. Y un indicador de credibilidad –según ellos- es tomar medidas que predominantemente afectan a las clases populares (ver mi artículo “Los errores de las políticas liberales” Público. 25.02.10).
Un análisis riguroso de la evidencia científica existente muestra que los que en realidad carecen de credibilidad son los propios liberales, cuyas políticas han sido responsables de la mayor crisis que el mundo ha experimentado desde la Gran Depresión. Tanto la crisis financiera como la crisis económica son consecuencia de las políticas liberales que se han implementado en la mayoría de países de la OCDE. Remito al lector a la extensa evidencia científica publicada que aporta los datos que muestran la responsabilidad que tales políticas han tenido sobre las crisis financiera y económica. Hoy existe una amplia percepción entre estudiosos de las causas de la Gran Recesión de que el neoliberalismo, con la consecuente desregulación de la banca, la enorme polarización de las rentas (con el déficit de demanda que ello conlleva), la austeridad de gasto público, las políticas fiscales regresivas, y muchas otras políticas, han sido responsables del enorme problema financiero y económico que vive el mundo. La evidencia de ello es fuerte y robusta. Sólo algunas voces, pocas pero muy visibles (debido a las cajas de resonancia que les proveen los medios de persuasión, la mayoría de orientación liberal) continuaran repitiendo el mismo dogma liberal.
Supongan ustedes que hubiera una revista médica que durante muchos años hubiera recomendado y promovido unos tratamientos médicos que, más tarde, se hubiera visto que habían matado a millones de personas en el mundo. Y supongan que la revista no hubiera hecho ninguna autocrítica alentando a los lectores a que dejasen de seguir tales tratamientos médicos. Si ello ocurriera, la revista médica perdería todo el respeto y prestigio. Pues bien, sustituyan revista médica por revista económica, y den nombres concretos, como el Financial Times y el The Economist, entre muchos otros. Lo que han promovido tales rotativos en sus editoriales ha causado millones de damnificados en el mundo. Y en cambio, inexplicablemente, continúan siendo citados como voces de autoridad por diarios y opinadores liberales del país. ¿A quién le falta credibilidad? Lo mismo en cuanto a economistas que gozan de gran visibilidad mediática y que continúan exponiendo sus recetas liberales. Repito, ¿a quién le falta credibilidad?
Los estudios sobre las pensiones de la Banca
Y, en esta línea de instituciones y voces que tienen un gran déficit de credibilidad, están los bancos y las cajas, que durante años han mostrado su escasísima credibilidad en sus proyecciones catastrofistas de las pensiones. El diario Público publicó un excelente artículo detallando y documentando cómo los estudios hechos por La Caixa, por el BBVA y por la patronal, prediciendo el colapso de las pensiones, se habían equivocado, informe tras informe en sus predicciones (22.02.10). Otros estudios han documentado la falta de credibilidad de tales tesis catastróficas. Ver por ejemplo el libro “¿Están en peligro las pensiones públicas? Las preguntas que todos nos hacemos, las respuestas que siempre nos ocultan” de Vicenç Navarro, Juan Torres y Alberto Garzón (publicado por Attac) y del cual extraigo la siguiente cita: “…Así, Herce (Herce, José A. “Declaraciones en la comparecencia en la Comisión no permanente de seguimiento y evaluación de los acuerdos del Pacto de Toledo del Congreso de los Diputados el 9 de junio de 2009”. Diario de Sesiones, nº 305, p. 16. 2009.) aseguraba en junio de 2009 que el sistema público de pensiones español entraría en déficit en torno al año 2020, una predicción ampliamente difundida por los medios y que lógicamente conllevaba la natural preocupación a los ciudadanos. Pero este mismo autor había pronosticado en un trabajo publicado en 1995 que la Seguridad Social tendría un déficit del 0,62% del PIB en 2000 y del 0,77% en 2005; en otro trabajo de 1996 que el déficit sería del 1,37% del PIB en 2000 y del 1,80% en 2005; en otro estudio con J. Alonso que sería del 0,96% del PIB en 2000 y del 1,17% en 2005 y en su último estudio de 2000 que sería del 0,16% del PIB en 2000 y del 0,03% en 2005 (Herce, José A. et alia. 1996. El futuro de las pensiones en España: Hacia un sistema mixto. Servicio de Estudios de La Caixa. Barcelona. 1996). Sin embargo, lo cierto fue que que al finalizar el año 2000 la Seguridad Social no registró déficit como todos estos autores habían pronosticado, sino un superávit del 0,4%, y del 1,1% en 2005. También erraron otros defensores de las tesis liberales como Piñera y Weinstein (1996) que habían pronosticado un déficit del 0,42% del PIB para 2000 y del 0,75% para 2005, Barea y otros investigadores que afirmaron que sería del 1,61% del PIB en 2000 e incluso el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (1995) que estimó un déficit del 0,10% del PIB en 2000 y del 0,40% para 2005 (Ver Herce, José A. y Alonso, Javier. “La reforma de las pensiones ante la revisión del Pacto de Toledo”. La Caixa. Barcelona 2000.)…”. Estos y muchos otros ejemplos muestran la elasticidad en el significado de credibilidad. El pensamiento liberal, responsable del enorme daño causado a grandes sectores de la población, debiera dejar de acusar a otros de carecer de credibilidad, pues de ella carecen en sus propuestas.
Vicenç Navarro es Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University
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