CONFESIONES DE UN EX-TERTULIANO DE IZQUIERDAS
Por Miguel Aguado Arnáez
Por Miguel Aguado Arnáez
Lunes.
18:30 horas. Grupo de terapia de la asociación Tertulianos Anónimos de Madrid.
Es mi primera intervención en el grupo; me pongo de pié. Balbuceo, nervioso y
finalmente logro decir en alto: “Me llamo Miguel Aguado y soy…. Tertuliano en
una TDT”.
“Te
queremos Miguel” – comenzaron a gritar mis compañeros del grupo – “Sigue así”
“tu puedes”. Y seguí: “… soy tertuliano, pero… de izquierdas”. Se produjo un
silencio sepulcral. De repente comenzaron de nuevo a gritar:
“!Impresentable¡,
¡no tienes vergüenza!, ¡lo tuyo es raro!,… - y por supuesto el consabido axioma
- ¡la culpa es de Zapatero¡. Todos asintieron ante su verdad absoluta y
comenzaron a aplaudir.
Desde
hace algún tiempo tengo esa sensación. Es cierto que llevé más de un año
participando en una tertulia de actualidad política de una televisión en TDT
(aunque se les sigue llamando así la realidad es que ahora todas las cadenas
son en TDT), de esas cadenas que en Madrid Esperanza Aguirre repartió
“democráticamente” entre el amplio espectro que transita desde la derecha hasta
la ultraderecha, pasando por la derecha rancia, casposa y varias más. ¡Para que
luego digan que Espe no es plural!.
En
la tertulia solía darse una proporcionalidad de uno o dos de izquierdas frente
a cuatro o cinco de derechas, a añadir el presentador y la selección de los
temas. Es como jugar al futbol dos contra cuatro o cinco, con el árbitro en
contra y el campo de futbol inclinado. Más pluralidad y objetividad imposible.
Mucha
gente me preguntaba: “¿qué pintas en ese tipo de tertulias?”. Yo suelo decir
que cuando uno tiene una visión de la sociedad y una escala de valores debe
argumentar donde sea y mejor donde se piensa lo contrario. Intentar convencer
con la palabra. Me gusta el debate y el contraste de ideas. No existe casi
nunca el blanco o el negro, siempre hay matices. Me divierto. Por otra parte,
pienso que silla que no ocupas, la ocupa otro de ideas distintas. Además, y es
cierto, los profesionales de esa cadena (guardo la discreción del medio y el
programa por respeto) me trataron con afecto y muy buenos modos. Son buenos
profesionales y buena gente. Pero la realidad pienso que es otra. Pienso que la
intención política oculta es: ponga un socialista en su debate. Para darle por
todos los lados; …o intentarlo, que yo soy muy peleón.
Frecuentemente
me paraban algunas personas por la calle y me decían: “¿Usted es el de la
tele?” y muy amablemente me daban su opinión. En mi estadística particular
podría afirmar que el 80% me dicen que me ven en “el gato” de Intereconomía.
Realmente, yo nunca fui a esta cadena, excepto hace algunos años a algún debate
económico en su radio. Buena muestra de que las mismas personas, con las mismas
ideas ven las mismas cadenas. Suelen quedarse en aquella que en ese momento dé
más caña a ZP. Así me lo confiesan. La conversación o mini tertulia política
suele terminar con: ¡Lo único malo de Usted es que es del PSOE! o ¡Se defiende
Usted muy bien, aunque no hay quien defienda a ZP! o lo más atrevido: ¡Para ser
socialista es Usted muy majo!, yo lo agradezco, suelen ser amables y quedamos
tan amigos.
Como
demócrata y amante del diálogo creo en la palabra. En la palabra en cuanto significa
argumentación y diálogo y, al tiempo, en el uso correcto de la misma. Las
palabras en sí no son peligrosas, su uso o su mal uso sí.
En
estos medios se tiene un único objetivo: atraer audiencia (del mismo saco de
potenciales espectadores de derechas) para poder cumplir dos expectativas a su
vez: poder tener publicidad en el medio y poder ofrecer argumentos para
favorecer un gobierno del PP que, previsiblemente, volvería a llenar las
cuentas de estos medios. Todo redondo.
Que
estas tertulias no son objetivas en su composición, orientación y selección de
temas es una realidad. Su público
potencial no pide objetividad, pide “!caña!”. Es por ello y no por una aparente
búsqueda de una cierta “objetividad parcial” que necesitan poner a alguien que
defienda, frente a los ataques, al gobierno, a los sindicatos, a las ONGs y un
largo etcétera de “rojeríos potenciales”. Tardé pero me dí cuenta de este juego
y es por ello y por “salud mental” que he decidido no acudir a este tipo de tertulias.
No quiero favorecer este juego, no quiero salir irritado, no quiero acabar en
su dinámica de insultos, descalificaciones y falta de rigor, en algunos casos. Algunas
personas ponen en valor el acudir a estas tertulias, piensan que es bueno
ofrecer fortaleza en los valores, las ideas y los argumentos. Lo comparto, … si
dejasen hablar y exponer. Hay una cosa positiva e indudable, son una buena
escuela en lograr habilidades de retórica y argumentación.
Sin
embargo, apuesto y creo que debe ser el momento de ello, por otro tipo de
diálogo. Diálogo con respeto, dialogo desde la escucha, desde la posibilidad de
que el otro tenga algo o toda la razón, desde los datos y el rigor, desde el
uso de la razón.
Tengo
mucha envidia de muchos valores de los estadounidenses, su esfuerzo, su apego a
su país, a su gente a sus proyectos; y queda reflejado en el magnífico discurso
del Presidente Obama en el último debate del estado de la Unión. Sobre todo
porque al ver la imagen final, con todos los miembros de la cámara de pie
aplaudiendo a su Presidente, sean demócratas o republicanos nos refleja este
valor. Unidad y esfuerzo desde la discrepancia. El Presidente Obama ofrece
diálogo, priorización de lo que une frente al enfrentamiento y esfuerzo. Esta
es la vía.
“No
es ningún secreto que quienes estamos aquí esta noche hemos tenido nuestras
diferencias durante los dos últimos años. Los debates han sido intensos: hemos
defendido ferozmente nuestras convicciones. Y eso es positivo. Eso es lo que exige
una democracia sólida. Eso es lo que nos distingue como nación.” Dice
textualmente el presidente al inicio de su discurso. Esto es debate y lo
contrario … tertulia de TDT.
Por
todo ello. Frente al insulto pido la palabra, la mía y la del que piensa distinto.
Vienen momentos de diálogo, de innovación, de atrevimiento, de valentía, de
respeto, de pensar en positivo y construir país… y eso solo se hace desde una
mente positiva. Yo me apunto.
Pues tendremos que aguantar el chaparrón, Miguel, pero al menos nos queda la palabra. Besos, me encanta tu blog.
ResponderEliminarMuchas gracias Ana. Efectivamente nos queda la palabra, que no es poco. Un abrazo.
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