Se suele decir que hay que atacar los problemas de frente; pero no siempre es la mejor estrategia: a veces lo más eficaz es atacar por el flanco, como decía Napoleón.
La expresión “pensamiento lateral” fue introducida por Edward de Bono en su ya clásico libro New Think: The Use of Lateral Thinking (1967), en el que habla de las técnicas que permiten resolver problemas de una manera indirecta y con un enfoque creativo. Y la semana pasada vimos algunos ejemplos de acertijos cuya resolución requiere -o se facilita con- una aproximación “lateral”:
El problema del torneo de tenis se resuelve de manera instantánea si se cae en la cuenta de que en cada partido se elimina a un jugador y han de quedar eliminados todos menos uno; por lo tanto, tendrán que jugarse 999 partidos.
El famoso acertijo de los nueve puntos es un claro ejemplo de que a menudo nos cuesta resolver un problema porque, sin darnos cuenta, nos autoimponemos más condiciones o limitaciones de las necesarias. No se pide que todos los vértices de la línea quebrada coincidan con alguno de los puntos, y sin embargo se suele dar por supuesto; sin esta condición innecesaria, los nueve puntos se pueden unir con cuatro trazos. O con tres si no los consideramos puntos geométricos inextensos sino circulitos negros (o “puntos gordos”, como los denomina un lector jocoso).
En cuanto al acertijo de los dos vasos, puesto que quitamos una cucharada del primer vaso y luego se la añadimos, al final ambos vasos tienen la misma cantidad de líquido que al principio; por lo tanto, lo que a uno le falta de agua es lo que al otro le falta de vino.
El hombre que entra en el bar y pide un vaso de agua tiene hipo. El camarero saca la pistola para quitarle el hipo de un susto.
Más pensamiento lateral
Nuestra lectora voladora, Flying Flying, pregunta por qué las tapas de las alcantarillas son redondas y no cuadradas. Hay al menos dos razones de peso (nunca mejor dicho).
Y unos cuantos acertijos más para pensar de lado, tomados del inagotable repertorio popular:
En un restaurante, un cliente encuentra una mosca en su café. Pide que le traiga otro, y el camarero se apresura a complacerlo; pero, tras tomar un sorbo, el cliente exclama airado: "¡Esta es la misma taza de café de antes!". ¿Cómo lo sabe?
¿Cuántas veces se puede restar 1 del número 1111?
Al comienzo de la Primera Guerra Mundial los soldados británicos no llevaban casco, sino una gorra de tela. Pero las autoridades militares, alarmadas por el gran número de heridos en la cabeza, decidieron reemplazar las gorras por cascos metálicos. Sin embargo, y aunque la intensidad de la guerra era la misma que antes del cambio, el número de soldados heridos en la cabeza aumentó. ¿Por qué?
Publicado por CARLO FRABETTI en EL PAIS
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